Heraldos, un mundo mejor a través de las marcas

“Un hombre no puede cambiar el mundo, pero un hombre puede llevar el mensaje que cambiará el mundo”. -David Icke.


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Por Carlos León, Director General Creativo. Siempre he creído que la gente menosprecia el poder de la publicidad, empezando irónicamente por los mismos publicistas. En gran parte la sociedad es lo que es, gracias a - o por culpa de - la comunicación comercial. Y digo “gracias a” o “por culpa de”, porque claramente la publicidad tiene doble filo: por un lado es culpable de muchísimos estereotipos y clichés que a lo largo de la historia han sido muy dañinos para la sociedad y por el otro, tiene el potencial para hacer del mundo un lugar mejor. Sí, así directo desde del capitalismo, como la canción de Calle 13: “Todo lo que les digo es como el aikido, uso a mi favor la fuerza del enemigo” (apuesto a que lo leíste cantando).

Sé que “hacer del mundo un lugar mejor” suena pretencioso, pero no lo es. El nivel de influencia que tiene la publicidad es enorme; la opinión pública es moldeada en su mayoría por los medios de comunicación, los medios de comunicación son movidos en su mayoría por las marcas y nosotros movemos a las marcas. Nosotros les damos voz. La pregunta es: ¿Qué voz les estamos dando?

Para mí, hay varias formas en la que podemos hacer del mundo un lugar mejor a través de las marcas:

PONERLAS A AYUDAR. Movamos los presupuestos de las marcas hacia causas que nos interesen personalmente o que consideremos importantes para la sociedad, ¿qué mejor manera de apasionarse con un proyecto que trabajando por algo en lo que uno realmente cree? ¿Te gustan los zaguatitos? Buscá el cliente adecuado y proponele un proyecto que los involucre.

En tiempos de Covid por ejemplo, son muchísimos los públicos vulnerables y muchísimas las formas en las que las marcas pueden ayudar, es nuestra responsabilidad estar ahí para darles ideas de cómo hacerlo efectivamente, ideas que más tarde pueden convertirse en esfuerzos tangibles que pueden llegar a tocar la vida de estos públicos de una manera mucho más significativa de lo que pensamos.

RESPETAR AL CONSUMIDOR. “Eso no lo va a entender la gente”, a los gerentes de mercadeo y a las mismas agencias a veces nos aborda una soberbia que nos hace sentir superiores al “consumidor”, creo que ese es el peor error del mundo. El “consumidor” que fuera de su rol de consumo de hecho es gente común y corriente, es muy inteligente. La revolución digital ha sido prueba de ello, hoy la competencia por atraer la atención es más feroz que nunca; ya no competimos solamente contra otras marcas, ni tan siquiera contra Netflix, ahora competimos también con el contenido generado por los usuarios, con los memes, porque claramente el “consumidor” entiende mucho más de lo que marcas creen. No les faltemos el respeto, no pongamos en la calle mensajes superficiales o tontos excusándonos en la capacidad de entendimiento del consumidor, porque en ese caso los tontos seríamos nosotros. Como decía David Ogilvy “El consumidor no es un idiota, el consumidor es tu esposa”.

ACABAR CON LOS ESTEREOTIPOS. Si algo no te gusta cambialo desde adentro. Solo como publicistas tenemos la posibilidad de cambiar la publicidad. Por eso es muy importante que cada vez que tengamos la oportunidad de poner un mensaje en la calle, valoremos si estamos reforzando algún estereotipo o si el mensaje es correcto desde el punto de vista moral. Hoy nosotros tenemos el poder de cambiar el mundo en el que crecimos. Por ejemplo: está en nuestras manos acabar de una vez por todas con los burdos mensajes machistas que históricamente han sido impulsados por la publicidad, entre otro montón de estereotipos.

CONSCIENTIZAR. Siempre me ha llamado la atención el respeto que reciben los doctores en la sociedad, obvio su trabajo es salvar vidas y yo también lo respeto un montón, especialmente en este momento. Pero también, me parece interesante que a través de una campaña de concientización un publicista podría llegar a salvar aún más vidas que un doctor a lo largo de toda su carrera.

INSPIRAR. Yo no sé ustedes, pero yo he llorado como un idiota viendo un anuncio, me he muerto de risa, se me han parado los pelos, me he sentido retado, etc. Ese es el verdadero poder de la publicidad; el de tocar fibras, el de mover a la gente, el de inspirar. Cuando estamos frente a un proyecto; siempre tenemos la posibilidad de inspirar a alguien y eso sin duda, también es hacer del mundo un lugar mejor.

Al final del día, la publicidad es simplemente una herramienta; puede ser estúpida y superficial cuando se asume como tal o puede educar, puede visibilizar temas importantes para la sociedad, puede generar discusión, puede inspirar, puede salvar vidas, puede empujar a la raza humana para adelante y sin duda, puede hacer del mundo un lugar mejor.

Está en nosotros decidir cuál mensaje queremos llevar.

Cristhian Fuentes

Founder Partner & General Manager @ORSON Costa Rica.

https://www.casafuego.com/
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